miércoles, 20 de abril de 2016

Los primeros agricultores


Hace 10.000 años comenzó a producirse un gran cambio en la humanidad. Hasta entonces, y durante muchos miles de años, los humanos recolectaban frutos o cazaban animales para alimentarse, allí donde podían: perseguían animales salvajes y recogían frutas y bayas. Habían roído raíces y buscado nueces. Los humanos debían contentarse con sobrevivir, y los inviernos eran épocas de hambre. Una franja de tierra no podía sustentar a muchas familias, y los seres humanos se dispersaban sobre la superficie del planeta. Por el 8000 AC, tal vez no había más de ocho millones de seres humanos en total, menos de los que hoy tiene la ciudad de Buenos Aires.


Más tarde, por un proceso gradual, los hombres aprendieron a almacenar alimentos para usarlos en el futuro. En vez de cazar animales y matarlos en el lugar, mantenían algunos vivos y los cuidaban. Los dejaban crecer y multiplicarse, y sólo mataban unos pocos de vez en cuando. De este modo, no sólo tenían carne, sino también leche o lana o huevos. Hasta podían hacer trabajar a algunos de ellos. De igual manera, en vez de recolectar alimentos vegetales, aprendieron a plantarlos y cuidarlos, para asegurarse de que dispondrían de ellos cuando los necesitaran. Además, podían plantar mucha mayor cantidad de plantas útiles que las que tenían posibilidad de encontrar en estado natural.

De cazadores y recolectores de alimentos, los grupos humanos se convirtieron en pastores y agricultores. Los que se dedicaron a la crianza de animales se hallaron con que debían estar en movimiento constantemente. Los animales tenían que ser alimentados, lo cual suponía que era menester buscar pastos verdes de tanto en tanto. Estos pastores tendieron a convertirse en nómadas (de la palabra griega que significa "pasto"). 



La agricultura es más complicada. La siembra debía realizarse en el momento apropiado del año y de la manera correcta. Las plantas en crecimiento debían ser cuidadas; hay que quitar la maleza y mantener alejados a los animales merodeadores. Era un trabajo tedioso y agotador, sin la despreocupada comodidad y los escenarios cambiantes de que disfrutaban los nómadas. Debían trabajar en cooperación muchas personas y permanecer en el mismo lugar durante toda la estación del crecimiento, pues tenían que estar junto a las plantas inmóviles.                        

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